Se trata de una iniciativa de la sociedad civil respaldada por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y
Pecuarias (INIFAP), que busca el fortalecimiento de micro y pequeños emprendimientos, sobre todo del medio rural, campesino y de pueblos indígenas, que buscan convertirse en proveedores de bienes y servicios para los mercados turísticos y con ello fortalecer la economía local, la identidad cultural y el desarrollo sustentable en regiones de alta marginación y poco visibles para la política turística tradicional.

El programa proporciona capacitación y asistencia técnica especializada para estos emprendimientos y les abre puertas a la promoción y comercialización de productos turísticos, gastronómicos y culturales, tomando como atractivo los saberes ancestrales de la cocina tradicional, mediante metodologías de última generación, en armonía con las recomendaciones de la Organización Mundial del Turismo y alineados al Plan Nacional de Desarrollo y al Sectorial de Turismo, con un robusto equipo de expertos agrupados en la Sociedad Civil denominada Tecuani Expertos en Turismo y Cultura S.C.

Fortalecer la economía rural y enaltecer la riqueza gastronómica y cultural de las comarcas gastronómicas emblemáticas de México, vinculando la producción campesina basada en las milpas con la actividad turística, creando redes de economía solidaria con emprendimientos dispuestos a capacitarse y a recibir transferencia de tecnologías , en un intercambio de saberes entre la comunidad científica y los actores campesinos, de las cocinas tradicionales, artesanos y micro y pequeños oferentes de servicios turísticos y culturales.

Los productos turísticos diseñados por la Iniciativa Cocina y Tradición de México se fundamentan en 117 paisajes alimentarios identificados en el país, a partir del concepto metodológico denominado comarcas turísticas bioculturales, agrupadas en 20 sectores geográficos y estos a su vez en 8 grandes componentes del paisaje mexicano. Esta visión de ordenamiento territorial turístico se basa en la geografía cultural, disciplina que aborda el estudio de la huella del ser humano en el planeta, es decir, los acontecimientos socioculturales asociados a entornos geográficos.

Las comarcas turísticas bioculturales facilitan a los planificadores y gestores turísticos la tematización de los destinos, a partir de la diversidad natural y cultural del territorio nacional, reconociendo por  primera vez y de forma explícita, la presencia viva de los pueblos indígenas y las diferentes formas de ejercer en lo social y lo cultural el mestizaje mexicano. El turismo se diversifica en innumerables experiencias culturales al ser México una nación de naciones, una sociedad de múltiples rostros, un territorio de contrastes como pocos en el planeta.

En su primera etapa, la Iniciativa alcanzó 8 comarcas y sus 282 municipios (106 con población indígena relevante) en 5  entidades federativas: Oaxaca, Guerrero, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo, de las cuales 20 municipalidades son consideradas nodos turísticos culturales, entre ellos 7 Pueblos Mágicos.

Nuestra Iniciativa valora la importancia de los saberes populares que hacen posible las cocinas tradicionales en sus múltiples expresiones. Por ello, son los herederos de esos saberes ancestrales los auténticos actores del escenario turístico cultural y gastronómico de México. La propuesta es integrar redes de pequeños emprendimientos donde convivan estos actores y puedan juntos construir un escenario para el consumo turístico, en donde se ofrezcan experiencias genuinas y sean ellos los receptores de los beneficios económicos que se obtengan de este esfuerzo colectivo. En este proceso hemos alcanzado a más de 800 emprendimientos campesinos, de artesanos vinculados a la cocina tradicional, cocineras y cocineros tradicionales, así como prestadores de servicios turísticos y culturales de pequeña escala.

La organización de los emprendimientos afiliados a la Iniciativa Cocina y Tradición de México se integran en redes de economía solidaria que practican desde el quehacer turístico una economía regenerativa, es decir, circular, sostenible y sustentable, equitativa, inclusiva, resiliente, justa, equilibrada, holística y sin residuos, fomentando un verdadero comercio justo y la valorización de la cultura como recurso social y económico colectivo, desmantelando las intenciones mercantilistas depredadoras y excluyentes del turismo neoliberal.

Para alcanzar este anhelo transformador de conciencias, la Iniciativa Cocina y Tradición de México acompaña desde la academia, en un intercambio de saberes, a los micro y pequeños emprendimientos dispuestos a participar en procesos formativos y transferencias de tecnologías, con las cuales fortalecer su desempeño comercial, su participación exitosa en los mercados turísticos y la mejora de la calidad de vida de las familias y comunidades participantes.

Durante 2022 se implementó un programa piloto en la mixteca oaxaqueña y en la región centro y la Montaña de Guerrero, trabajos que se consolidaron en 2023, con la ampliación de la Iniciativa a los estados de Puebla, Tlaxcala e Hidalgo. Para 2024 se extiende al Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. La metodología puede implementarse en cualquier región de México que busque hacer del turismo una herramienta generadora de bienestar social, sobre todo en regiones de alta marginación, rezago económico, vida rural y población indígena.

Creación y consolidación de redes de economía solidaria:
Se busca la interacción humanista, incluyente y solidaria entre micro y pequeños emprendimientos, sobre todo aquellos que se gestionan desde ámbitos de marginación, exclusión comercial y abandono institucional, mediante la conformación de grupos de encuentro, diálogo e intercambio de experiencias, que interactúan al ritmo y posibilidades de cada emprendimiento. 

Intercambio de saberes y diálogo horizontal:
Se propicia un diálogo abierto, extenso, libre y democrático para escucharnos y aprender los unos de los otros; la Iniciativa valora como una de sus principales riquezas la experiencia y los saberes de las y los integrantes de la red,compartida a través de sus voces y emociones.

Capacitación y transferencia de tecnologías:
Se comparte con los emprendimientos técnicas y saberes académicos, en un esfuerzo por transferir metodologías que permitan acelerar algunos aspectos administrativos, comerciales y de uso de herramientas de comunicación y de
la web, con la intención de homologar sus oportunidades de vinculación con los mercados formales, de manera eficaz. 

Diseño, promoción y comercialización de productos turísticos, gastronómicos y culturales:
Se explican los procesos para lograr que los patrimonios puedan convertirse en recursos turísticos, susceptibles de ser incorporados como insumos de productos turísticos, gastronómicos y culturales, desde ópticas de responsabilidad ambiental, cultural, social y económica, en beneficio de la economía colectiva y de pequeña escala.

Producción audiovisual y redes sociales:
Se elaboran materiales de divulgación y promoción para su distribución masiva, que abarcan los procesos formativos, los diálogos, las experiencias por emprendimientos, la descripción de los destinos, las técnicas de cultivo agro responsables y los acontecimientos sociales, festivos y ceremoniales, ligados a la cocina y tradición de México.

Apropiamiento y preservación del patrimonio biocultural:

Se acopia y comparte los temas descriptivos de los patrimonios bioculturales, para fomentar una adecuada accesibilidad interpretativa, tanto para los habitantes de los destinos como para sus visitantes, con la finalidad de apreciar
sus valores históricos, estéticos y de memoria colectiva, propiciando su defensa y preservación, más allá de los esfuerzos institucionales.

Generación de bienestar social:
¿Cuánto contribuye el turismo en su fuerza económica y sus impactos a generar bienestar social? A lo largo de los años se ha comprobado que el turismo masificado, mercantilista, desarrollista e industrializado, acumula beneficios para unas pocas empresas en unos pocos destinos, muchos de ellos en el límite de sus capacidades receptivas y algunos francamente rebasados. El modelo de gestión turística que mira hacia las comunidades en su dimensión humana y favorece a micro y pequeños emprendimientos, busca asegurar que los beneficios de la actividad turística se vean reflejados en la calidad de vida de la gente común, más que en la consolidación de los grandes capitales globales.